domingo, 19 de octubre de 2014

Nasrudin

Nasrudín muere

Cierta vez, Nasrudín cayó enfermo y su joven esposa llamó al médico. Haciendo al Mullah un rápido examen, el galeno anunció:
—Amigo mío, no puedo hacer nada por ti. Prepárate para que el Ángel de la Muerte te saque de este mundo.
Con esto, pidió cincuenta monedas de oro como honorarios y dejó la casa.
Pasaron varias semanas y Nasrudín empezó a recuperar su fuerza. Al tiempo, ojeroso y cansado por su reciente enfermedad, caminaba por el bazar cuando se encontró con el médico.
—¡Has vuelto de entre los muertos!, gritó el hombre alarmado. Dime, ¿cómo es aquello?
—El Ángel de la Muerte y sus ayudantes se pasan el tiempo decidiendo quién será el siguiente. contestó un muy cansado Nasrudin.
—¿Cuándo llegará mi hora?, preguntó quedo el aterrorizado médico.
—Es interesante que me lo preguntes, reflexionó el Mullah Nasrudin. Precisamente el otro día estaban diciendo que todos los médicos irían al infierno porque curan a la gente e impiden que los ángeles hagan su trabajo. ¡Pero no te preocupes! Les dije que tú eras incapaz de curar a nadie y, así, no les estorbarías.

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